Durante décadas las mujeres de la industria estuvimos aisladas. Viviendo experiencias similares de disciminación y sexismo, creyendo que el problema era nuestro, que no teníamos talento, que la creatividad era cosa de ellos, que los directorios no eran espacios para nosotras. Y un día nos encontramos, nos vimos, nos reconocimos y nos dimos cuenta que teníamos que trabajar juntas por el bien de todas. Por eso fomentamos la formación de redes, las mesas de social networking, la conexión entre pares para el intercambio, personal y profesional, para hacer negocios, para ofrecer o dar empleo, pedir recomendaciones, hacer consultas y todo lo que puede surgir de un grupo profesional.